Messi le hizo el primer gol de su vida, pero “se vengó” y a los 10 años le ganó una bicicleta en Rosario: “El torneo era peor que la Champions”

El primer gol que recibió Hernán Galíndez a los 5 años fue de Lionel Messi. Foto: REUTERS/Amanda PerobelliEl primer gol que recibió Hernán Galíndez a los 5 años fue de Lionel Messi. Foto: REUTERS/Amanda Perobelli

La primera vez que Hernán Galíndez se puso los guantes en Rosario, supo que iba a ser arquero. Y cuando tenía 5 años recibió el primer gol de su vida. El autor de la obra fue una Pulga a la que le decían Leo, aunque su nombre era Lionel. “Lo recuerdo hasta el día de hoy”, confiesa en diálogo con Infobae y destaca que en ese momento “todo el mundo sabía que era un jugador diferente, que iba a ser un crack”.

El tiempo le dio revancha. Cuando cumplió los 10, tuvo la oportunidad de ganarle un campeonato al que sería el mejor futbolista del planeta. Ocurrió en una liga amateur organizada por el club Tiro Suizo, que por iniciativa de los directivos, en lugar de premiar a los campeones con trofeos, optaron por entregarle una bicicleta a cada integrante del plantel ganador. “El torneo era peor que la Champions, porque participaron más de 50 equipos”, recuerda entre risas.

En su memoria nostálgica todavía permanecen los duelos contra el astro. “Como era una serie de ida y vuelta, tuvimos la suerte de ganar los dos partidos 1 a 0. Creo que las únicas dos veces que pateamos al arco terminaron en gol. Fue increíble y esas imágenes las tengo guardadas en un VHS”, remarca con orgullo. Y sentencia: “Se puede decir que le gané una final a Messi”.

Formado en las Inferiores de Rosario Central, el enfrentamiento con el ídolo popular se extendió en el profesionalismo. “Nunca fuimos amigos, ni coincidimos en ningún equipo, pero me acuerdo que en la Copa América de Brasil nos saludamos; y después de que nos eliminaran le dije que quería que ganara el título con Argentina, porque se lo merecía”, destaca el arquero del seleccionado de Ecuador. Durante aquella jornada, Leo le volvió convertir para cerrar el 3 a 0 a favor de la Scaloneta en los cuartos de final (Rodrigo De Paul y Lautaro Martínez fueron los autores de los otros tantos). “Esa noche cambié la camiseta con Ángel (Di María), y unos días más tarde terminó convirtiendo el gol en la final. Es un recuerdo muy valioso para mí”, sostiene Galíndez sobre su ex compañero de las divisiones menores del Canalla.

En cambio, durante el último Mundial que se disputó en Qatar, el combinado que estuvo a cargo de Gustavo Alfaro no logró superar la fase de grupos y no pudo reencontrarse con las figuras albicelestes. Sin embargo, volvió a tener un contacto con el Fideo para que sorprendiera a su hijo. “En algún momento lo molesté para que le enviara un saludo a mi nene en su cumpleaños. Se puso muy feliz. La verdad es que ese grupo se merecía ganar la Copa del Mundo, porque lucharon mucho y sufrieron un montón en las finales que les tocó perder. Creo que coronaron un proceso de tanta angustia como debían”, analiza.

Enner Valencia y Hernán Galíndez durante el partido inaugural del Mundial de Qatar. Foto: REUTERS/Kai PfaffenbachEnner Valencia y Hernán Galíndez durante el partido inaugural del Mundial de Qatar. Foto: REUTERS/Kai Pfaffenbach

En sus palabras todavía se percibe la tristeza que provocó la prematura despedida de Medio Oriente. Según su mirada, la Tri había realizado “un gran partido contra Qatar” (victoria 2-0), “y frente a los Países Bajos tuvimos un tiro en el palo de Gonzalo Plata que si terminaba en gol hubiera cambiado todo”. Los cuatro puntos cosechados en las dos primeras presentaciones le daban la oportunidad de avanzar a los octavos de final con un empate contra Senegal. Pero la presión le jugó en contra. “Tuvimos un primer tiempo muy malo en el que, si bien logramos reaccionar rápido, el último gol de Koulibaly me dio mucha tristeza. En líneas generales, hicimos bien las cosas, pero en el Mundial no te podés equivocar nunca. Jugás contra los mejores y por detalles te quedás afuera. Esos 4 puntos que hicimos no nos alcanzaron”, reflexiona sin poder sacarse la espina.

Lo llamativo fue que a pesar de haber enfrentado a estrellas internacionales como Virgil van Dijk, Frenkie de Jong o Memphis Depay, el arquero no se llevó ningún souvenir del país del Golfo, debido a que no intercambió la camiseta con ninguno de sus adversarios. “Quería quedarme con las mías. Como las tres tenían la fecha y el rival bordado en el pecho, se las quise llevar a mi hijo de 6 años porque le gusta mucho el fútbol. Algún día le quiero contar que su padre representó a su país en un Mundial”, argumenta.

Mucha gente no entiende lo importante que es para Ecuador clasificar para el Mundial. Fue la cuarta participación en la historia y la primera vez que se logra el objetivo dos fechas antes de que terminara la Eliminatoria. Fue una gran campaña, porque además se valorizaron muchos jugadores jóvenes como los casos de Piero Hincapié o Gonzalo Plata, que eran chicos que no eran tenidos en cuenta”, sostiene sobre el ciclo de Alfaro, quien les agradeció el esfuerzo realizado durante todo el proceso. Y agrega: “Lamentamos que no siguiera ese cuerpo técnico, porque nos dieron la chance de disfrutar de lo más importante de nuestras carreras, que es representar a un país en la Copa del Mundo y la Copa América. A mi edad pensaba que era imposible, y Gustavo me dio ese regalo que me quedará para toda la vida”.

El arquero volvió al Cilindro, donde debutó como profesional cuando se encontraba en Rosario Central. Foto: Marcelo Endelli/Getty El arquero volvió al Cilindro, donde debutó como profesional cuando se encontraba en Rosario Central. Foto: Marcelo Endelli/Getty

En la actualidad, Hernán Galíndez es uno de los pilares del Aucas, un equipo que sorprendió en su debut en la Copa Libertadores con un triunfo frente al Flamengo, y que en la segunda fecha del Grupo A le generó un dolor de cabeza a Racing en Avellaneda. Su última producción en el Cilindro fue especial para el rosarino, dado que tuvo su debut como profesional en el mítico estadio de la Academia. “Es un lugar que tiene mucha historia para mí”, revela sin filtro.

Aquel viernes 3 de octubre de 2008, el arquero tuvo su presentación oficial con Rosario Central luego de que Jorge Brown cometiera un penal y fuera expulsado. “Hasta el día de hoy Fatura me insiste en que no fue infracción”, bromea sobre ese encuentro en el que Racing se impuso 4 a 1 con dos gritos de Maxi Moralez, Franco Zuculini Pablo Lugüercio. “No estuve ni un segundo en la cancha, que ya me habían hecho un gol”, subraya con ironía. Tras esa derrota, Vitamina Sánchez dejaría el cargo como entrenador del Canalla.

Si bien tuvo una leve revancha contra Frasquito, porque en el último choque internacional el volante fue expulsado, la derrota por 3 a 2 le dejó un sinsabor debido a la desgracia que derivó en la tercera conquista del elenco de Fernando Gago. “Da bronca porque habíamos hecho un mal primer tiempo, pero en el complemento reaccionamos. Teníamos un punto y al final no nos llevamos nada”.

Tras lo que parecía una potencia arrolladora durante la primera media hora, en la que Racing había sacado una ventaja de dos goles a través de Maxi Romero NardoniAucas salió con otra mentalidad en la reanudación del pleito y emparejó las acciones mediante Erick Castillo Luis Cangá. Todo indicaba que el espectáculo iba a finalizar igualado, porque los de Pintita se habían quedado sin ideas y no lastimaban a su rival. Sin embargo, a cuatro minutos del final Wilker Ángel entorpeció la tarea de su compañero y selló el 3 a 2 a favor de la Academia. “Fue un accidenteLe grité porque era una jugada que no tenía riesgo. Me paré detrás de él para que la dejara pasar, pero por temor o algún reflejo, quiso rechazar y la terminó peinando. Son cosas que pasan, no sirve de nada tratar de buscar a los culpables”, reflexiona.

En comparación a las dos situaciones extrañas que vivió en el Presidente PerónHernán Galíndez reconoce que ese gol en contra le provocó un malestar superior al primero que le anotaron en su carrera. “Si bien en aquel momento no pude tener el arco en cero ni un segundo, este accidente me dio más bronca”. Más allá del lamento, el rosarino advierte que el combinado ecuatoriano dará pelea por un lugar en los octavos de final del certamen continental. “Sabemos que todos los rivales son duros, pero nosotros nos focalizamos en nuestro trabajo. Venimos demostrando que no le vamos a hacer las cosas fáciles, aunque lamentemos no habernos llevado nada de Avellaneda”.

Uno de los recursos que más favorecen al equipo dirigido por César Farías es la altura. En Quito ya le ganó al Flamengo y ahora aguarda con ansiedad el desquite con la Academia. “Allá cambian mucho las condiciones. Sobre todo la velocidad y el vuelo de la pelota. Como decía Daniel Passarellaes verdad que la pelota no dobla. Hay que adaptarse. Yo hace 12 años que estoy instalado en la altura y cuando bajo al llano me siento diferente. La única ventaja que tenemos es que en Ecuador hay equipos en la altura y en la costa, entonces vamos bajando y subiendo constantemente”, describe. El máximo sueño continental está en marcha. Y Hernán Galíndez se atreve a alimentar la ilusión ecuatoriana en base a experiencia y sacrificio. Después de ganarle una final a Messi, nada parece imposible.

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