EL ROBO DEL SIGLO: UNA HAZAÑA CINEMATOGRÁFICA EN ACASSUSO
El 13 de enero de 2006, la sucursal Acassuso del Banco Río fue escenario de un asalto que quedó grabado en la historia argentina como “El robo del siglo”. La mente maestra detrás del plan fue Fernando Araujo, un artista bohemio de San Isidro, quien, con un deseo oscuro y peculiar, ideó un golpe sin armas, sin violencia y con un toque artístico que lo hiciera inolvidable.

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BAIRES, ENERO 15: Frente de la sucursal Acassuso del Banco Rio que fue robada el pasado viernes en el golpe más audaz de la historia policial
argentina.
Foto NA: CLAUDIO PERIN/DP****
Araujo reunió un equipo de cinco personas: Alberto de la Torre, Sebastián García Bolster, José Julián Zalloechevarría y Luis Mario Vitette Sellanes, quien fue designado como el jefe operativo. Convencer a algunos de ellos de no usar armas reales fue un desafío, pero Araujo logró que se decantaran por réplicas. Durante más de un año, estudiaron los movimientos del banco y los protocolos policiales, para lo cual incluso abrieron una caja de seguridad y analizaron videos de robos con rehenes. Querían parecer improvisados e inestables, evitando así una respuesta violenta del Grupo Halcón.

Sebastián García Bolster fue el encargado de planear la fuga. Identificó un troncal pluvial a 15 metros del sótano del banco y construyó un tunel que detonó tres veces la alarma sísmica, la cual finalmente fue desconectada por considerarse defectuosa. Con todo listo, el viernes 13 de enero ingresaron al banco y tomaron 23 rehenes, distribuyéndolos en las tres plantas. Los asaltantes permitieron que los rehenes llamaran a sus familiares, provocando que muchos de ellos se congregaran en el lugar, una estrategia para evitar que la policía replicara episodios como la trágica masacre de Ramallo.
En el tesoro, violentaron 149 cajas de seguridad. Gracias a un conocimiento previo sobre las cerraduras, lograron abrirlas rápidamente, llevándose 20 millones de dólares y un centenar de kilos en joyas. Mientras tanto, Vitette negociaba con el Grupo Halcón, ganando tiempo al pedir pizzas y gaseosas.
La fuga fue tan cinematográfica como el robo. Huyeron por el túnel, subieron a dos gomones y navegaron en dirección opuesta al Río de la Plata. Emergiendo por una alcantarilla de Acassuso, abordaron una camioneta estacionada sobre el desagüe, adaptada con un agujero en el piso para facilitar su ingreso. Para cuando la policía entró al banco, los ladrones ya estaban en sus casas contando el botín y viendo el operativo por televisión.

En el sótano dejaron una nota que se hizo legendaria: “En barrio de ricachones, sin armas ni rencores, es sólo plata, no amores”. Falsas pistas y señuelos confundieron a las autoridades, quienes tardaron horas en encontrar la entrada al túnel.
La caída de la banda comenzó cuando la esposa de Alberto de la Torre, hermana de “Pepita la pistolera”, escondió la parte del botín correspondiente a su marido y se negó a devolvérselo, pensando que él quería abandonarla. Este conflicto derivó en una denuncia por violencia, que finalmente llevó a la detención de todos los involucrados.
Aunque fueron capturados, el robo es considerado un éxito: hoy todos los integrantes de la banda están en libertad y el 90% del botín nunca fue recuperado. La hazaña de Araujo y su equipo permanece como uno de los episodios más fascinantes y audaces de la historia criminal argentina.






























